Avanza
la tarde
en
una mescolanza
de
hormigas y palabras
a
empujones
breves,
pero inflexibles
lejos
de la felicidad
y
hacia la muerte.
Se
cierra el vidrio del silencio
haciendo
rebotar los vagos sueños
como
moscas
y
hacen ronda burlesca
la
sonrisa del polvo
el
gris de la vereda
y
la rama abusada por la brisa.
La
espera de interminable arena
llama
a morir hecho voz
o
noche transparente
que
hace eco y letanía
del
precario parlamento
de
una carne encanecida
Mientras,
allá lejos
sólo
se adivina
el
olor inconfundible
de
la duda
quizás
de la esperanza
o
del fracaso