Se
desplaza la muerte como mancha de hielo
filosa y aguzada como espina de acacia
traspasada de aroma a rosa y crisantemo
casi montón de angustias o esperanzas ya
lacias
Tiende la noche bruja su mantón de luceros
Y luce su tocado de luna almidonada
asomándose apenas al borde de los cerros
Mientras gira en el cielo la ronda de galaxias
Tirita en su
agonía la palabra indefensa
por entre los despojos del décimo ladrido
bajo el recuadro de una enfurecida estrella
Clama la vida exhausta crucificada al sino
Es hermosa la muerte -llora su cantinela-
única medicina de un tiempo sin destino
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